Como farmacéutico, conoces cada detalle sobre medicamentos y cómo cuidar la salud de tus pacientes, pero ¿tienes la misma claridad a la hora de proteger tu patrimonio? La diferencia entre lo previsible y lo aleatorio puede marcar el éxito o el desastre económico de tu farmacia.

No, un seguro no es un contrato de mantenimiento ni está para cubrir lo esperable, sino para protegerte de lo inesperado. ¿Te has parado a pensar si tu seguro está cumpliendo su verdadera función? Descúbrelo en este post.

Aleatoriedad y previsibilidad: claves económicas en los seguros de farmacia

En los seguros, la diferencia entre un daño aleatorio y uno previsible no solo define si algo es asegurable, sino también el impacto económico que tendrá en tu bolsillo.

Previsibilidad y planificación económica

Cuando un daño es previsible, también es esperable. Esto significa que puedes anticiparte y presupuestarlo con tiempo. Por ejemplo, si el motor de una persiana de tu farmacia tiene más de 10 años, ya deberías incluir en tus planes financieros su sustitución. Al estar amortizado y planeado, el perjuicio económico no será tan elevado.

En cambio, si esa misma persiana se estropea repentinamente por un evento inesperado, como una sobretensión eléctrica, es diferente. Ese daño no estaba presupuestado ni amortizado y, por tanto, impactará directamente en tus finanzas. Por suerte, al ser un riesgo aleatorio, es asegurable, lo que protege tu economía de una pérdida significativa.

Ejemplo práctico en farmacias

• Caso aleatorio: Una sobrecarga en el sistema eléctrico quema el motor de una persiana que protege tu farmacia. Este daño no es previsible y, al no estar planeado, genera un coste económico que desajusta tu presupuesto. Pero al ser un evento fortuito, tu seguro puede cubrirlo.
• Caso previsible: Ese mismo motor de persiana, después de una década de uso continuo, comienza a fallar por desgaste. Este tipo de avería se puede anticipar y planificar económicamente, ya que es una cuestión de tiempo y uso, no de azar.

El impacto en siniestros de verdad

En el caso de un siniestro grave, como un incendio o una inundación en tu farmacia, el impacto económico puede ser devastador. No hablamos de cambiar una persiana o reparar una tubería, sino de cifras que pueden superar decenas de miles de euros: reponer el stock, reparar instalaciones, maquinaria especializada, e incluso recuperar la operatividad del negocio.

Por eso, calcular y valorar correctamente los riesgos asegurables es fundamental. Un buen seguro no solo protege de lo inesperado, sino que te da la tranquilidad de saber que, ante un siniestro grave, tendrás los recursos necesarios para poner tu negocio en marcha de nuevo.

Prever los daños esperables es una cuestión de planificación financiera, pero protegerse de lo aleatorio es una cuestión de asegurabilidad. En farmacias, donde las pérdidas pueden alcanzar cifras significativas, asegurar lo inesperado es una inversión vital. Recuerda siempre valorar el riesgo en términos de capital económico y revisar tus coberturas para estar preparado ante cualquier eventualidad.

El verdadero valor del seguro está en proteger tu patrimonio para todo aquello que escapa de tu control. Aunque las compañías a veces se empeñan en innovar y meter garantías que son servicios absurdos en términos asegurables, estas coberturas encarecen el precio y, lo que es peor, confunden al asegurado. Esto puede llevar a pensar que el seguro es un contrato de servicios y mantenimiento, cuando en realidad su función principal es ampararte ante accidentes e imprevistos. Es esencial no perder de vista esta misión fundamental.